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Cocina Española
Si en tus patatas aparece esto, ni se te ocurra comértelas: es peligroso
En más de una ocasión hemos encontrado en el cesto las patatas con brotes ¡Es de lo más común! La pregunta importante es ¿es peligroso para la salud comerlas en este estado?
En muchos casos, lo que mejor resulta para aprovechar al máximo los alimentos es comprar justamente lo que uno va a necesitar pero ¿es esto posible? Pues realmente no. Principalmente por el tiempo, después pueden entrar variables como ofertas y promociones, así como calcular correctamente para el número de personas que hay en casa o si es mejor tener o no despensa en casa.
En mi caso, que nosotros no compramos patatas si no que consumimos las que plantamos anualmente en el pueblo, la realidad es que todos los años nos enfrentamos a las patatas con brotes. Las patatas no son un alimento que podamos congelar y se mantenga en buen estado, a la par que no tendríamos congelador suficiente para este fin, por lo que es algo de lo más normal en nuestra vida.
Nuestra mejor recomendación, para evitar que broten el mayor tiempo posible (que puede ser muchos meses) es guardar las patatas en lugares frescos, secos y alejadas del sol. El saquito o bolsa de patatas que traemos a casa lo volcamos en un cesto de mimbre o en una caja de cartón, nada de plásticos. Lo metemos en la despensa y listo.
Ahora bien ¿Qué hacer con las patatas con brotes?
En nuestra casa, y desde todas las generaciones hacia atrás las hemos comido -y seguimos comiendo- sin tener ningún percance a nivel de salud. Lo único que hacemos es retirar el brote, quitar parte del trocito de patata que pueda estar dañado, y la parte que está estupenda se consume. Sin más. No hemos notado diferencias de sabor ni tampoco ha habido ningún tipo de consecuencia digestiva o intestinal.
Eso sí, la patata verde no la solemos consumir. Antes iba para los cerdos, actualmente va para el compostaje o la basura.
Ahora bien, lo que he leído en la OCU es que este tipo de patatas al estar brotadas tienen una alta concentración en glicoalcaloides, lo que puede derivar en sabor fuerte, desagradable o amargo. A su vez, lo han relacionado con problemas de salud como náuseas, vómitos y diarrea. Dicho esto, también señalan que para padecer esa sintomatología habría que comer una gran cantidad de patata para llegar a ser peligroso, aunque indican que los niños y los bebés pueden necesitar menos cantidad de consumo de patatas para que les siente mal.
Dicho esto, los glicoalcaloides también están presentes de forma natural en las berenjenas y los tomates, sin haber encontrado ninguna conclusión sobre efectos adversos.
