La cerveza es una bebida bastante popular en España. De hecho, según la Asociación de Cerveceros de España, cada español bebe de media unos 46 litros de cerveza al año. Pero, ¿qué pasa si tenemos el colesterol alto? ¿Podemos seguir disfrutando de una caña con los amigos o debemos renunciar a ella por nuestra salud?
En este artículo te contamos todo lo que necesitas saber sobre la relación entre la cerveza y el colesterol, y te damos algunos consejos para que puedas tomar una decisión informada.
El colesterol alto
El colesterol es una sustancia grasa que se encuentra en nuestro organismo y que cumple funciones importantes, como formar parte de las membranas celulares, producir hormonas o sintetizar vitamina D. Sin embargo, cuando hay demasiado colesterol en la sangre, se puede acumular en las paredes de las arterias y dificultar el flujo sanguíneo, lo que aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, como infartos o ictus.
El nivel de colesterol en la sangre depende de varios factores, como la genética, la alimentación, el estilo de vida o el uso de ciertos medicamentos. Se considera que el colesterol está alto cuando supera los 200 mg/dl en el caso del colesterol total, los 130 mg/dl en el caso del colesterol LDL (el llamado “colesterol malo”) o los 40 mg/dl en el caso del colesterol HDL (el llamado “colesterol bueno”).
Si tenemos el colesterol alto ¿Podemos beber cerveza?
La respuesta a esta pregunta no es sencilla, ya que depende de la cantidad y la frecuencia con la que bebamos cerveza, así como del tipo de cerveza que elijamos. En general, se recomienda moderar el consumo de alcohol si tenemos el colesterol alto, ya que el alcohol puede afectar al metabolismo del colesterol y aumentar los niveles de triglicéridos, otro tipo de grasa que también puede dañar las arterias.
Además, el alcohol puede interferir con la acción de algunos medicamentos para reducir el colesterol, como las estatinas, y provocar efectos secundarios indeseados. Por eso, lo mejor es consultar con nuestro médico antes de beber alcohol si estamos siguiendo un tratamiento farmacológico para controlar el colesterol.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que no todas las cervezas son iguales. Algunas tienen más alcohol, más calorías o más carbohidratos que otras, lo que puede influir en nuestro nivel de colesterol. Por ejemplo, una lata de cerveza rubia tiene unos 4 gramos de alcohol, unas 140 calorías y unos 11 gramos de carbohidratos, mientras que una lata de cerveza negra tiene unos 6 gramos de alcohol, unas 180 calorías y unos 15 gramos de carbohidratos.
Lo mejor es elegir una cerveza sin alcohol
Si queremos seguir disfrutando de la cerveza sin poner en riesgo nuestra salud cardiovascular, una buena opción es optar por la cerveza sin alcohol o con bajo contenido alcohólico. Estas cervezas tienen menos calorías y menos carbohidratos que las cervezas normales, y además pueden aportarnos algunos beneficios para nuestra salud.
Según algunos estudios científicos, la cerveza sin alcohol puede ayudar a reducir el estrés oxidativo, a mejorar la función endotelial (la capacidad de las arterias para dilatarse y contraerse), a prevenir la formación de coágulos sanguíneos y a aumentar los niveles de colesterol HDL. Todo ello contribuye a proteger nuestro corazón y a prevenir enfermedades cardiovasculares.
Además, la cerveza sin alcohol contiene otros componentes beneficiosos para nuestra salud, como vitaminas del grupo B (especialmente ácido fólico), minerales (como potasio, magnesio o fósforo) y antioxidantes (como los polifenoles o el silicio). Estos componentes pueden ayudar a mejorar nuestro sistema inmunitario, a prevenir la anemia, a fortalecer nuestros huesos y a prevenir el envejecimiento celular.