En un contexto de fluctuaciones económicas y cambios en los hábitos de consumo, la industria alimentaria se encuentra en un punto de inflexión. La escalada en los precios de los alimentos ha llevado a un aumento significativo en la preferencia por las marcas blancas, aquellas que pertenecen a las cadenas de supermercados, en detrimento de las marcas de fabricante tradicionales. Algo que parece comenzar a tener respuesta y que parece que lleva a una guerra declarada entre los gigantes de la industria y las marcas blancas.
Guerra declarada: gigantes de la industria alimentaria amenazan a las marcas blancas
En los últimos años, tal y como informa La Vanguardia con datos de Kantar Media, se ha notado notablemente un incremento en la cuota de mercado de las marcas blancas, pasando de un 38,3% en a un 43,4% a finales de.
Los supermercados, conscientes de la sensibilidad al precio de los consumidores, han intensificado su apuesta por las marcas propias como una estrategia para reducir el coste promedio de la cesta de la compra y fidelizar a la clientela. Esta tendencia ha resultado en un declive para las marcas de fabricante, cuyos productos suelen tener un precio más elevado. Las cifras hablan por sí solas: mientras que las ventas de las marcas blancas han experimentado un crecimiento del 9,8% en valor, las marcas de fabricante solo han visto un aumento del 3,4%.
El crecimiento de las marcas blancas
La distribución de la cuota de mercado ha variado considerablemente, con un notable avance de las marcas blancas en categorías como la droguería, donde han alcanzado una presencia mayoritaria con un 52,4% de cuota. En el sector de la alimentación envasada, también han experimentado un crecimiento significativo, llegando al 44,7%. Este cambio ha sido menos pronunciado en áreas como la perfumería individual, donde el incremento ha sido de apenas un punto.
El repunte de las marcas de fabricante
Sin embargo, los analistas de la industria que hablaron con La Vanguardia, como César Valencoso de Kantar Worldpanel, sugieren que podríamos estar ante un cambio de tendencia. Tras un periodo de inflación alimentaria que superó el índice de precios al consumo general, se percibe una moderación en el crecimiento de las marcas blancas. Los fabricantes, por su parte, ven una oportunidad para recuperar terreno, impulsados por una disminución en la diferencia de precios entre sus productos y los de las marcas de supermercado.
En respuesta a estos cambios, los fabricantes han presentado estrategias innovadoras para aumentar su presencia en la cesta de la compra. Estas incluyen la introducción de nuevos formatos, como porciones más pequeñas y envases distintos, así como una mayor oferta de alimentos poco procesados y saludables. Marcas como Danone han anunciado inversiones significativas en el desarrollo de nuevos productos, lo que indica un enfoque renovado en la innovación y diferenciación para competir con las marcas blancas.
El año en curso promete ser decisivo para la industria alimentaria. Con los fabricantes dispuestos a luchar por cada punto de cuota de mercado y los supermercados ajustando sus estrategias de precios, el equilibrio de poder entre las marcas de fabricante y las marcas blancas podría estar a punto de cambiar. La batalla por la preferencia del consumidor está más viva que nunca, y solo el tiempo dirá quién saldrá victorioso en esta guerra declarada.