Las legumbres que comían nuestros abuelos y que tienen más proteína que la carne

De entre todas las legumbres que tenemos disponibles en el mercado, los frijoles, o habichuelas, son un alimento ancestral que ha nutrido a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Con una paleta de colores que va del negro al blanco, pasando por el rojo, amarillo y morado, estos granos no solo son un deleite visual sino también un tesoro de nutrientes.

Unas legumbres que comían nuestros abuelos y que parece que cada vez se consumen mucho, pero que cuentan con muchos beneficios entre los que está el hecho de que tengan más proteína que la carne.

Las legumbres que comían nuestros abuelos y que tienen más proteína que la carne

Foto: Getty Images

La historia de los frijoles es tan antigua como la de las civilizaciones que los cultivaron. Antes del maíz, ya eran un pilar en la dieta de antiguos pueblos. La mitología maya cuenta que los colores vibrantes de las habichuelas fueron creados para engañar a un ser malévolo, reflejando su valor simbólico y su importancia cultural.

Nutricionalmente, los frijoles son una mina de oro. Aportan unos 300 miligramos de ácido fólico por cada 100 gramos, esenciales para las mujeres embarazadas. Su riqueza en niacina, vitamina B1, hierro y magnesio fortalece su perfil nutricional. Aunque el hierro de los frijoles es no hemo y menos absorbible que el de origen animal, sigue siendo un aporte valioso, especialmente para dietas vegetarianas y veganas.

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Beneficios para la salud

Los frijoles son ricos en aminoácidos esenciales como la lisina, treonina, valina, isoleucina y leucina. Estos componentes los hacen aliados en la prevención y tratamiento de enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad y problemas digestivos. Estudios clínicos han demostrado su capacidad para reducir los niveles de colesterol y glucosa en sangre, enfatizando su rol en una dieta equilibrada.

Orígenes y diversidad

Investigaciones recientes señalan a México como la cuna de los frijoles. Esta legumbre ha sido fundamental en la dieta humana por milenios, originaria de América y extendiéndose globalmente, adaptándose a distintas culturas y gastronomías.

Pertenecientes a la familia de las leguminosas, los frijoles mejoran la fertilidad del suelo gracias a su capacidad para fijar nitrógeno. Esta característica, junto a su valor nutricional, hace que su cultivo sea sostenible y beneficioso para la agricultura y la alimentación.

Contribución al sistema nervioso y reparación neuronal

Las proteínas de los frijoles, ricas en aminoácidos esenciales, son vitales para el sistema nervioso. Estos nutrientes son fundamentales para la síntesis de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, que influyen en el estado de ánimo, el sueño y el comportamiento. Un estudio en el Journal of Neurochemistry resalta la importancia de los aminoácidos de las proteínas vegetales en la salud mental y emocional.

Por otro lado, los frijoles contribuyen a la reparación y mantenimiento de las neuronas, esenciales para la plasticidad neuronal y la función cognitiva. Investigaciones que se pueden leer en el International Journal of Molecular Sciences sugieren que los aminoácidos de los frijoles apoyan el crecimiento y reparación del tejido neural, clave para prevenir trastornos neurodegenerativos.

Además, el consumo de frijoles se asocia con la mejora de la memoria y otras funciones cerebrales. Un estudio en la Journal of Nutrition, Health & Aging vincula dietas ricas en proteínas vegetales con una menor incidencia de deterioro cognitivo en adultos mayores, gracias a sus efectos antiinflamatorios y antioxidantes.

Más proteínas que la carne

Los frijoles, con una proporción de proteínas comparable a la carne, ofrecen una alternativa sostenible y nutritiva. Integrar proteínas vegetales en la dieta puede reducir la huella ecológica y promover un sistema alimentario más sostenible.

Ricos además en fibra dietética, los frijoles ayudan a regular el azúcar en sangre y reducir el riesgo de enfermedades crónicas. Un estudio publicado del American Journal of Clinical Nutrition encontró que su consumo regular mejora el control glucémico y reduce el colesterol.

Por último, los frijoles son una excelente fuente de antioxidantes, que protegen contra el daño oxidativo y la inflamación y también son ricos en minerales como el hierro, potasio y magnesio, esenciales para la salud ósea y la regulación de la presión arterial.

En resumen, los frijoles son un alimento con un legado histórico y un perfil nutricional impresionante. Su inclusión en la dieta moderna no solo honra las tradiciones culinarias, sino que también contribuye a un estilo de vida más saludable y sostenible.

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