Atención, el huevo campero es el nuevo hallazgo en la cocina moderna: nuestro paladar ha redescubierto en un ingrediente de toda la vida multitud de matices gastronómicos. ¿Y cuál es el secreto para que un huevo “sepa a huevo”? Pues la libertad de las gallinas y el pastoreo en el campo (en pastos verdes, naturalmente); porque no es lo mismo un huevo de jaula o de suelo que un buen huevo campero.
Antes de describirte todos los beneficios que conlleva cocinar con huevos camperos, te acompañaremos a la compra para enseñarte a reconocer los mejores.
Cómo puedes reconocer un huevo campero
Para reconocer un huevo campero de otro de suelo o de jaula, debes fijarte bien en el etiquetado de las cajas, pues no siempre está bien visible la categoría. Busca en la etiqueta, donde necesariamente aparecerá la denominación “huevos de gallinas camperas” o “huevos camperos”. La categoría del huevo campero es la 1.
Opta por marcas con producciones limitadas, que mantengan a las gallinas en granjas o gallineros pequeños y aseguren el pastoreo diario: tanto en calidad, con pastos frescos, como en cantidad de horas. Nos ha encantado por ejemplo el sistema de producción de huevos camperos de Pazo de Vilane, en Lugo (Galicia). Literalmente miman a sus gallinas. De hecho, ellos mismos dicen que «no fabricamos huevos, cuidamos gallinas». Y eso se nota en el producto a la hora de cocinar: cómo la clara queda recogidita alrededor de la yema, el aroma, el color intenso…
Por el contrario, las gallinas de jaula o las de suelo permanecen encerradas toda su vida, bien en jaulas, bien en gallineros, sin ver jamás la luz del sol o respirar aire puro. Y eso … también se aprecia.
Beneficios nutritivos
Habrás oído que el huevo es uno de los superalimentos que nos brinda la naturaleza. Y es cierto. De hecho, contiene prácticamente todas las vitaminas y multitud de minerales, grasas saludables, antioxidantes, aminoácidos, oligoelementos, así como anticuerpos. Por si fuera poco, no contiene casi calorías y sus proteínas son de las más asimilables por el cuerpo humano.
Pero es que además el huevo campero aporta beneficios adicionales, pues las gallinas que pastorean incorporan más nutrientes a través de las hierbas (vitaminas), insectos y piedrecitas (minerales) que ingieren. ¿Sabías que estas últimas, en la molleja, actúan como piedras de molino, por lo que les ayudan con las digestiones?
El pastoreo, por tanto, no sólo repercute en el bienestar de las gallinas —esto debería ser el argumento definitivo—, sino que además incide en el producto con el que te alimentas.
Huevos camperos: el sabor más intenso
Comer por primera vez un huevo campero bien producido —ya hemos hablado de ello: producciones pequeñas, con pastoreo a diario de calidad— es redescubrir el sabor increíble de un alimento básico que nunca debimos perder.
¿Cómo explicarlo? Un huevo campero sabe a huevo. O a campo, si lo prefieres.
Para abrirte a ese renovado universo de sabor te recomendamos que eches mano de preparaciones sencillas que no enmascaren su aroma e intenso sabor. Tira de clásicos, vaya.
Un par de huevos fritos con chorizo, una tosta de mojete de tomates y ajos con huevo poché, una cazuela al horno de huevos con jamón ibérico… O la insuperable tortilla de patatas.
El caso es que sea con huevo campero: el verdadero quid de la cuestión.