Imagina que estás paseando por los pasillos de tu supermercado favorito, con la música de fondo y el zumbido de las conversaciones a tu alrededor. Mientras examinas las estanterías en busca de algo nutritivo y económico para llevar a casa, tus ojos se posan en una lata de sardinas. Puede que no sea lo más glamuroso del estante, pero déjame contarte un secreto: ese humilde pez plateado es una auténtica joya nutricional que no deberías pasar por alto.
Según ha explicado un médico, y tal y como te vamos a contar a continuación, la sardina es una superestrella en el mundo del pescado, especialmente aquí en España, donde tenemos la suerte de tener acceso a una increíble variedad de pescados y mariscos sin tener que buscar muy lejos. Y entre esa variedad, la sardina brilla con luz propia, no solo por su precio amigable con la cartera, sino también por su impresionante perfil nutricional.
El pescado barato que recomienda un médico y que puedes comprar en el super
En el vasto océano de opciones que nos brindan los supermercados en España, la sardina brilla como un tesoro nutricional gracias a su accesibilidad y beneficios para la salud. Así lo ha explicado en un artículo para El Español, el médico de Atención Primaria Roberto Méndez.
De este modo, Méndez ha dedicado varios párrafos a la sardina que es de hecho el mejor de los pescados azules para nuestra dieta debido a dos importantes motivos: sus valores nutricionales y lo barata que resulta con respecto a otros pescados de la misma familia como los boquerones o los arenques.
Según explica Méndez, la sardina cuenta con solo 140 calorías por cada 100 gramos, de modo que se convierte en una fuente excelente de proteínas de alta calidad, aportando unos 18 gramos, y grasas saludables, con 7.5 gramos por ración. Estos nutrientes esenciales se complementan con un aporte significativo de minerales como calcio, magnesio, potasio y fósforo.
Beneficios también para las latas de sardinas
El médico explica también que aunque disfrutar de sardinas frescas es un placer, su versión enlatada se ha popularizado por su conveniencia y durabilidad. Este formato conserva las propiedades nutricionales del pescado, incluyendo los valiosos ácidos grasos omega-3, y un abanico de vitaminas y minerales esenciales como la vitamina D, las vitaminas B6 y B12, yodo y selenio.
Todo un disfrute para nuestra mesa, y también para nuestro bolsillo a pesar de que sorprende el hecho de que en los años 70, la sardina fuera injustamente demonizada por su contenido graso. Hoy, sin embargo, se reconoce el valor de los ácidos grasos omega-3 por sus efectos antiinflamatorios y protectores del corazón, así como por su contribución a la salud cerebral y la reducción de la inflamación crónica.
Un pilar en la dieta mediterránea
Las directrices nutricionales actuales sugieren consumir hasta cuatro raciones de pescado por semana. Integrar una lata de sardinas en nuestra dieta semanal no solo es práctico, sino que también puede ser muy beneficioso. Investigaciones han demostrado que el consumo regular de sardinas puede disminuir el riesgo de diabetes y mejorar otros indicadores metabólicos, como la resistencia a la insulina y los niveles de triglicéridos y presión arterial.
No olvidemos que la sardina es una fuente completa de proteínas, proporcionando todos los aminoácidos esenciales. Además, es rica en vitamina D y B12, cruciales para la salud ósea y del sistema nervioso. El selenio, otro componente de la sardina, juega un papel vital en la protección celular y el funcionamiento de la glándula tiroides.
Sin embargo, a pesar de sus numerosos beneficios, es prudente consumir sardinas con moderación debido a su contenido de mercurio y microplásticos. Aunque las sardinas no acumulan grandes cantidades de mercurio por su tamaño, es esencial no excederse en su consumo.
Este pez modesto, pero poderoso, es un claro ejemplo de cómo la nutrición accesible y de calidad está al alcance de todos. La sardina, con su humilde precio y su riqueza nutricional, merece un lugar de honor en nuestra dieta.