Los trucos infalibles para la salsa holandesa perfecta en casa

La salsa holandesa es la reina de las salsas. Con estos trucos vas a conseguir una receta perfecta y también aprenderás a cómo arreglarla si la salsa holandesa se corta.

¿Alguna vez has pedido huevos benedict? Pues sí, esa deliciosa y sabrosa salsa que lo acompaña y lo corona es la salsa holandesa. Esta misma la salsa la puedes utilizar para acompañar verduras y pescados, queda fenomenal.

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Trucos infalibles para la salsa holandesa

Los huevos han de ser frescos tienen que estar a temperatura ambiente.

El cuenco o recipiente donde se prepara la salsa holandesa no debe de tocar el agua del baño maría.

Mucha atención a la temperatura, hay que prepararlo a fuego bajo. Éste es uno de los puntos más importantes porque es por exceso de calor que la salsa se corta.

Por esta misma razón, para no subir la temperatura de la salsa, la mantequilla derretida hay que añadirla cuando ya está templada.

La mantequilla se añade solo cuando ya hayas conseguido que la mezcla de las yemas de huevo con el vinagre se hayan blanqueado. En ese momento, verás que el color del huevo ha perdido intensidad siendo mucho más clarito y que la mezcla ha pasado de ser líquida a cremosa, con mayor volumen.

La mantequilla se añade a hilo, muy poquito a poco para que pueda ir ligándose bien a la salsa. Una vez que veas que ya está unificada, incorporas otro poquito más.

Es muy fácil distinguir cuando la salsa está lista, puesto que una vez que has echado toda la mantequilla y se ha incorporado, al removerla con las varillas o una cuchara verás que se puede ver el fondo del recipiente y que cubre perfectamente la cuchara.

El último paso será salpimentar la salsa. Lo más clásico es un poco de sal, unas gotas de agua y un poquito de zumo de limón. A mí me gusta incorporar también un poco o de pimienta molida.

Se ha cortado la salsa holandesa ¿Qué hago?

El exceso de calor es lo que hace que se corte la salsa holandesa, así que antes de arreglarla presta atención al nivel del fuego que alcanza tu cocina.

Cambia la preparación de la salsa holandesa a otro recipiente apto para el baño maría.

Lava bien el anterior recipiente y añades dos cucharadas de agua fría. Sobre el mismo, ve añadiendo la salsa holandesa cortada sin dejar de remover. Ve poco a poco. Verás cómo va cogiendo cuerpo la salsa y vuelve a tener mejor aspecto.

La vuelves a poner al baño maría, teniendo en cuenta los trucos mencionados anteriormente, y verás cómo a poco se va espesando hasta tener una salsa holandesa estupenda.

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