El peligro real de tomar agua del grifo: muchos expertos no lo recomiendan

El agua es un recurso vital para la vida y la salud de las personas. Sin embargo, el agua que consumimos puede contener sustancias indeseables que pueden afectar a nuestra calidad de vida y bienestar. Entre estas sustancias se encuentran los metales pesados, como el mercurio, el plomo, el níquel y otros, que pueden tener efectos nocivos para el organismo.

¿Qué son los metales pesados y cómo llegan al agua?

Los metales pesados son elementos químicos que tienen una alta densidad y que se caracterizan por ser tóxicos para los seres vivos, incluso en pequeñas cantidades. Algunos de los metales pesados más comunes (según señala aconsa) son el mercurio, el plomo, el níquel, el cadmio, el arsénico y el aluminio.

Estos metales pueden llegar al agua de diferentes formas, como por ejemplo:

  • La contaminación del suelo por actividades industriales, agrícolas o mineras, que liberan estos metales al medio ambiente y luego son arrastrados por las lluvias o se filtran a las aguas subterráneas.
  • El contacto del agua con tuberías o grifos antiguos o defectuosos, que pueden estar hechos de plomo o contener soldaduras de este metal.
  • El uso de productos químicos para desinfectar o purificar el agua, como el cloro, que puede reaccionar con algunos metales y formar compuestos más dañinos.

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¿Qué efectos tienen los metales pesados en la salud?

Los metales pesados pueden acumularse en el cuerpo humano y causar diversos problemas de salud, dependiendo del tipo de metal, la cantidad ingerida y el tiempo de exposición. Algunos de los efectos más frecuentes son:

  • El mercurio puede afectar al sistema nervioso central y causar daños neurológicos, cognitivos y conductuales. También puede dañar los riñones y el hígado.
  • El plomo puede provocar anemia, hipertensión, problemas renales y óseos. En los niños puede interferir con el desarrollo cerebral e intelectual y causar déficit de atención e hiperactividad.
  • El níquel puede causar alergias, irritación de la piel y problemas respiratorios. También puede aumentar el riesgo de cáncer de pulmón y nasal.
  • El cadmio puede dañar los riñones y los huesos. También puede aumentar el riesgo de cáncer de próstata y pulmón.
  • El arsénico puede causar problemas gastrointestinales, cardiovasculares y cutáneos. También puede aumentar el riesgo de cáncer de piel, vejiga y pulmón.
  • El aluminio puede afectar al sistema nervioso y causar pérdida de memoria, confusión y demencia. También puede estar relacionado con enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson.

¿Cómo podemos evitar o reducir la exposición a los metales pesados en el agua?

Para evitar o reducir la exposición a los metales pesados en el agua, podemos tomar algunas medidas como:

  • Consumir agua embotellada o filtrada con sistemas que eliminen estos metales, capaces de reducir un 70-90% del nitrato y eliminan el 95% del cloro y sus subproductos.
  • Revisar el estado de las tuberías y grifos de nuestra vivienda y sustituirlos si son antiguos o contienen plomo.
  • Dejar correr el agua unos segundos antes de usarla para beber o cocinar, especialmente si ha estado mucho tiempo parada en las tuberías.
  • Evitar calentar el agua en recipientes metálicos que puedan liberar partículas al agua.
  • Consumir alimentos ricos en antioxidantes, vitaminas y minerales que ayuden a eliminar los metales pesados del organismo.
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