La berenjena es una verdura que ha resuelto ser un pedazo de comodín en la cocina. Sola, acompañada, en salsa, frita, cocida, a la plancha… Lo que se tercie.
El problema es que cuando la berenjena se pela y le entra aire, hace que algunos componente se oxiden y pasen a tener un sabor amargo fuerte y desagradable para el paladar.
¿Cómo se puede evitar esto? De varias formas, aunque te vamos a dar las más sencillas: con sal y con vinagre.
- Sal – Tan sólo tienes que cortar la berenjena, ponerla en un recipiente y echar sal por encima. Si tienes sal gorda, mejor que mejor. Déjalo durante 30 minutos y así permitirás que la sal extraiga la humedad de la berenjena y que ésta sude la solanina. Pasada la media hora, límpialo con un paño húmedo y a comer.
- Vinagre – Si no quieres salar la berenjena, por lo que sea, otra alternativa es el vinagre. Te vale el de manzana y el de vino blanco, por lo que seguro que tienes uno en casa. De nuevo, corta la berenjena y métela en un recipiente lleno de agua, al que vas a añadir una cucharita de postre de vinagre. Deja la berenjena sumergida en el agua durante 20 minutos, sácala, lávala bien bajo el agua y sécala con papel absorbente.