San jacobos caseros, receta de San Jacobo fácil

Los san jacobos caseros son un plato tremendamente sencillo y delicioso, con un empanado crujiente que contrasta con el queso fundido en su interior. Os mostramos un paso a paso fácil con el que vais a conseguir enamorar vuestro a paladar.

San jacobos caseros: Ingredientes

  • Jamón cocido
  • Queso gouda o uno fundente que os guste
  • Harina
  • Pan rallado
  • Huevos
  • Aceite de oliva suave

San jacobos caseros: Preparación

Para la preparación de los san jacobos tenéis que tener en cuenta las dimensiones del jamón cocido, pues hay lonchas alargadas (como las que os muestro en los ingredientes) o más pequeñas y cuadriculadas; a su vez, también tenéis que fijaros si las lonchas son demasiado finas.

En mi caso, para cada san jacobo he utilizado dos lonchas de jamón cocido y una de queso porque lo he partido en rodajas gruesas en casa. Si fueran finas, repetimos la misma operación, dos lonchas de cada.

Sobre una de las mitades del jamón cocido colocamos el queso y lo cubrimos con la otra mitad como si fuera un librito. Si lo tenéis en cuadrados, simplemente se pone encima otro par de cuadrados de jamón cocido.

Si te quedan demasiado grandes los san jacobos puedes partirlos a la mitad, todo depende de la edad de los comensales, de si es plato único o un entrante, etc.

Dispón tres platos sobre la mesa de trabajo. En uno pon harina, en otro pan rallado y en otro un huevo batido.

  • Pasa el san jacobo por harina y tiene que queda bien cubierto, después le das unos golpecitos suaves con el dedo para que caiga la harina sobrante y que no queden grumos.
  • Después lo pasas por el huevo y tiene que quedar humedecido por todas las partes, incluidos los laterales.
  • Finalmente, lo pasas por el pan rallado para que quede completamente cubierto de pan. No te cortes en cubrirlo y presionarlo un poco sobre el pan para que quede bien prensado.

Pon una sartén al fuego con aceite de oliva suave y, cuando esté caliente, se coloca encima y se deja que se vaya friendo el pan poco a poco, que le dé tiempo a dorarse y también a fundirse el queso. Le das la vuelta, repites la misma operación y cuando lo retires lo colocas sobre un plato forrado con papel de cocina para que absorba la grasa.

Una vez los tengas todos, sólo tienes que servir los san jacobos. Nosotros lo hemos acompañado de una ensalada de canónigos que le va genial.

¡Buen provecho!

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