Croquetas de espinacas y queso de cabra

Las croquetas de espinacas y queso de cabra tienen una cremosidad perfecta, con una buena capa crujiente en su exterior y un interior bien sabrosón. Un top de nuestras recetas de croquetas caseras.

Croquetas de espinacas y queso de cabra

Ingredientes

  • 175 gr. espinacas
  • 100 gr. queso de cabra
  • 100 gr. harina
  • 600  ml de leche entera
  • 40 gr. de mantequilla
  • Sal
  • Para el rebozado
    • Pan rallado
    • Huevos
  • Aceite para freír

Cómo hacer croquetas de espinacas y queso de cabra

Lava las espinacas y las cortas. No hace falta que se extremadamente pequeño pero sí un poquito más que el tamaño de la hoja mini. Después las pasas por el grifo, escurres y las sofríes con un poco de sal en la sartén durante unos minutos. Verás que reducen considerablemente. Reserva.

Comenzamos a preparar la bechamel:

  • Pon la mantequilla en una cacerola antiadherente.
  • Cuando esté fundida añades la harina y remueves para que se tueste, cuidado que no se queme.
  • Comienza a incorporar poco a poco la leche y remueve. Tienes que incorporar leche según vaya absorbiéndola, removiendo para deshacer los grumos. Cuando te canses, metes la batidora y trituras todos los grumos. En total, tienes que estar unos 20 minutos cociendo la bechamel, removiendo y con cuidado de que no se pegue. Si la pruebas, no tiene que saberte ni a leche ni a harina.
  • Incorpora sal al gusto, también puedes añadirle un poco de nuez moscada.

Añade las espinacas junto con el queso de cabra pelado y troceado. Continúa removiendo hasta que veas que el queso de cabra se ha fundido por completo.

Comprueba que la sal está correcta antes de apagar el fuego. Cuando veas que tienes ante ti una cremita densa, pero no una plasta sólida ni tampoco muy líquida, es el momento de retirar.

Vuelca el contenido sobre un recipiente. Déjala que se enfríe completamente y después la metes en la nevera hasta el día siguiente.

Nosotras hacemos las croquetas con una cuchara, es decir, cogemos una porción de masa y después las pasamos por huevo batido y después por pan rallado. Le das forma con las manos y las vas colocando en un recipiente llano.

Si quieres congelarlas, puedes meterlas así tal cual. Después, cuando se hayan congelado, las separas con un cuchillo y las metes en bolsas de congelar para que ocupe menos espacios. ¡Y listo!

Para freír ya sabéis que tenéis que hacerlo en abundante aceite caliente, nosotras usamos de girasol. Si las haces frescas verás que en pocos minutos las tienes listas; si las haces congeladas, primero las doras con un fuego medio fuerte y después las dejas a fuego bajo para que se hagan bien por dentro. De las dos maneras, pásalas por un papel de de cocina para que absorba el aceite restante.

¡A disfrutar de las croquetas!

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