Esta receta fácil de alitas de pollo picantes es una absoluta maravilla. Es rápida, deliciosa y tú eliges el punto de picante que quieres. ¿Se puede pedir más? Te cuento cómo preparar unas alitas de pollo de escándalo.
Receta de alitas de pollo picantes
Ésta es la receta de alitas de pollo que siempre preparamos en casa. Es impresionante, de lo sencilla que es a lo sabrosa que resulta y sin preocuparse por el gluten ni los lácteos, ni hay que preparar rebozados complicados o reposos para que tengan un punto gracioso. Con esta receta de alitas consigues que cada bocado esté delicioso.
¿Qué nivel de picante tiene? Es un puntito de picante, nada exagerado. Si lo quieres más picante, puedes añadir más guindillas u optar por usar guindillas extra picantes, que pueden darle un toque aún más potente. Y, de la misma forma, sigues manteniendo misma cantidad de ingredientes y algo bien sencillo.
Información de la receta
- Tiempo de preparación: 5 minutos
- Tiempo total: 30 minutos
- Raciones: 1
- Categoría: entrante
- Tipo de cocina: española
- Calorías por ración (kcal): 200
Ingredientes
- 6 Alitas de pollo
- 2 dientes de ajo
- 1 guindilla
- Aceite de oliva suave / aceite de girasol
- Sal
Cómo hacer alitas de pollo picantes
Comprueba que las alitas están bien limpias y, si lo necesita, pásalo por el papel de cocina para que absorba la humedad.
Pela un par de dientes de ajo y lo cortas en trozos gruesos.
Pones una sartén al fuego con un poco de aceite (no tiene que cubrirlo, ni llegar a la mitad, ni nada por el estilo), añades los ajos cortados y la guindilla. Yo la pongo entera pero también, si quieres aumentar el picante, puedes macharla e incluirla en el aceite.
En cuanto el aceite huela, añades las alitas.
Hay que dorarlas por cada lado. Para ello no hay que girarlas en exceso, si no dejar que se vayan dorando poco a poco. Cuando adquieran el color dorado que más te guste (puedes dejarlas incluso hasta que tengan un punto dorado que te asegura una textura crujiente), le das las vuelta. La cocina se va a manchar con todo lo que salta el aceite pero, para mí, mejor no tapar la sartén.
Cuando ya estén fritas y bien doradas, las retiras a un plato y echas sal por encima de cada una.
En cuanto las tengas, sirve bien calentitas y pon cerca un trozo de pan, que os va a apetecer.
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